La escuela del sufrimiento y la forma en que debemos presentarle nuestras necesidades al Señor
El sufrimiento es “una tristeza que engendra felicidad”. Esta es la respuesta. Es un gran error lamentarte. Di: “¡Gloria a Ti, Señor! ¡Solamente te pido que me des fuerzas!”.
Me postro ante la Cruz del Señor y me regocijo por Su Resurrección. Pero, a la vez, se nos pide algo muy simple pero indispensable.
No te inclines ante la Cruz como si estuvieras tocando una mandolina… Hazlo como lo exige la necesidad que tienes. Entonces, el sufrimiento permanece como una gran necesidad en la vida del hombre. El sufrimiento es, al mismo tiempo, alegría, porque por medio suyo se nos enseña el gozo del amor. El sufrimiento es “unatristeza que engendra felicidad”. Esta es la respuesta. Es un gran error lamentarte. Di: “¡Gloria a Ti, Señor! ¡Solamente te pido que me des fuerzas!”.
(Traducido de: Arhimandrit Arsenie Papacioc, Despre izbăvirea de întristare, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 25-27)