Palabras de espiritualidad

La esencial diferencia entre el humilde y el orgulloso

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Un campesino se llevó a su hijo menor al sembrado, para comprobar si el trigo ya había madurado...

Un campesino se llevó a su hijo menor, de nombre Gabriel, al sembrado, para comprobar si el trigo ya había madurado. “¡Mira, papá!”, exclamó el muchacho, “algunas espigas se ven muy erguidas. Seguramente son de buena calidad. Las otras, que están inclinadas, han de ser de un tipo no tan bueno, de menor calidad”. El campesino rompió algunas espigas y le dijo: “No, hijito. Aún tienes mucho por aprender. Observa bien: esta espiga, que se mira completamente erguida, no tiene nada bueno que darnos, es sólo polvo y desperdicio. Esta otra, que está inclinada como por vergüenza, está llena de los más hermosos granos. Recuerda: la cabeza que se yergue orgullosa no tiene frutos en su interior”.

(Traducido de: Protosinghelul Nicodim Măndiţă, Luxul şi împodobirile ruinează sufletul, Editura Agapis, 2011, p. 1)