La falsa contrición
La contrición falsa es forzada, porque le falta la voluntad del hombre, el dolor, la compunción de corazón, la pesadumbre y los suspiros.
Tal como el árbol se conoce por sus frutos, lo mismo ocurre con la contrición. La contrición falsa es forzada, porque le falta la voluntad del hombre, el dolor, la compunción de corazón, la pesadumbre y los suspiros. Así era la contrición del Faraón, quien “se arrepentía” con cada plaga que asolaba Egipto. Sin embargo, una vez desaparecía el peligro, volvía a caer en pecado. También los judíos sentían semejante forma de contrición, porque “se arrepentían” cuando venían las tribulaciones... sin embargo, cuando todo pasaba, volvían a olvidarse de Dios. Y, actualmente, la mayoría de individuos es adepta a tal forma de contrición: cuando los azotan las aflicciones y los peligros, “se arrepienten” y le piden perdón a Dios. Sin embargo, cuando desaparece el peligro, desaparece también la contrición. No hace falta concluir que tal clase de contrición carece de toda utilidad.
(Traducido de: Arhim. Filothei Zervakos, Ne vorbește părintele Filothei Zervakos, Editura Egumenița, p. 231)