La falta de humildad es causada por una triste superficialidad
Quien se sumerge en la humildad, se sumerge en la experiencia de las más esenciales realidades, las más altas.
En la humildad el hombre se goza al alzarse, y esa verdadera altura no puede ser conocida sino por medio de la humildad. Las diferencias entre ambas se anulan cuando son verdaderas. En la infinita humildad vives una ascensión infinita, y viceversa. Quien se sumerge en la humildad, se sumerge en la experiencia de las más esenciales realidades, las más altas. El enaltecimiento sin humildad es un hinchamiento carente del contenido de la realidad: es como una pompa de jabón. Todo lo que toca aquel que desciende de lo alto por amor, se llena de su altura. El Hijo de Dios, haciéndose hombre, hizo Dios al hombre. En la humildad se ve la realidad en toda su grandeza y densidad. El demonio no es humilde, porque no puede ver la refulgente grandeza de Dios, la grandeza de la verdadera realidad. La falta de humildad es causada por una triste superficialidad o conlleva esa misma superficialidad. Por eso es que también conllvea una tediosa monotonía.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 555 la Calist Patriarhul, Capete despre rugăciune, în Filocalia VIII, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, pp. 251-251)