La fe nos abre el misericordioso corazón de Dios
Si dejas que la incredulidad te inunde, el tesoro de las bondades divinas permanecerá cerrado para ti.
La fe es la llave del tesoro de Dios. Y es algo que pervive en un corazón simple, bueno, amoroso. “Todo es posible para el que cree” (Marcos 9, 23).
La fe es un hablar espiritual; mientras más fácilmente se libera la lengua, más ricamente brotan de ella manantiales divinos. Si la lengua se expresa libremente, como lo haría de forma ordinaria, no podrá verse afectada por la desconfianza y la incredulidad. Si dejas que la incredulidad te inunde, el tesoro de las bondades divinas permanecerá cerrado para ti.
Mientras más fuerte sea tu fe en la omnipotencia de Dios y más abras tu corazón, más misericordioso se te abrirá el corazón de Dios. “Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán” (Marcos 11, 24).
(Traducido de: Sfântul de Ioan Kronstadt, Viața mea în Hristos, Editura Sophia, București, 2005, p. 149)