La forma de alcanzar la oración pura
El hecho de dedicarle tiempo a la oración, el legítimo anhelo de purificarte interiormente es una parte positiva, solamente que no es tan sencillo hacer de lo impuro algo puro.
El hecho de dedicarle tiempo a la oración, el legítimo anhelo de purificarte interiormente es una parte positiva, solamente que no es tan sencillo hacer de lo impuro algo puro; no puedes hacer de una oración “impura” una cosa pura, sino en la misma medida en que purifiques tu vida. Claro que se puede alcanzar esa integridad, pero solamente después de haberte esforzado lo necesario. Se dice que Santa María de Egipto —de quien sabemos vivó desordenadamente durante diecisiete años— necesitó exactamente el mismo tiempo, viviendo en la soledad del desierto, para poder purificar su alma y alcanzar el estado que tenía antes de ensuciarla con tantos pecados. Podría decirse que este es el “juicio” de la oración.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Pentru cealaltă vreme a vieții noastre, Editura Deisis, p. 241)