La Gracia de Dios nos llama a la puerta
Cada uno debe enfrentar los distintos métodos de la pedagogía divina, mediante los cuales Dios envía a cada quien Sus mensajeros para que espabile.
Según nuestro juicio, no existe hombre sin pecado, y el pecado conlleva la alienación de la verdad. Dios, en el Juicio, no se comunica con las capas superficiales de la naturaleza humana deteriorada por la caída, sino con la capa última, con lo constitutivo de lo meramente humano. Alguien me preguntaba cómo será juzgado aquel que murió, digamos, loco. Creo que Dios se comunicará con él a otro nivel distinto del que nosotros concebimos.
Volviendo al tema, debemos subrayar que el hombre vive en un mundo constituido de tal manera que nadie puede sustraerse a la responsabilidad. Cada uno debe enfrentar los distintos métodos de la pedagogía divina, mediante los cuales Dios envía a cada quien Sus mensajeros para que espabile. No hay hombre —aunque pareciera uno superficial— a quien la Gracia no le haya “llamado” a la puerta. Y si alguien me dice que, por naturaleza, dicho hombre nació encerrado en ese universo, ¡le responderé que miente!
(Traducido de: Părintele Constantin Galeriu, Dialoguri de seară cu Andrei Pleșu, Gabriel Liiceanu și Sorin Dumitrescu, Editura Harisma, București, 1991, p. 139)