La humanidad podría vivir de otra manera
Si conociera a Dios en el Espíritu, la humanidad viviría de una forma totalmente distinta: en la inefable armonía del amor eterno.
Cristo “portó” al Adán entero consigo. Por eso, la oración por Adán que le fue dada a Siluano, cuando tuvo una visión de Cristo, decía así: “Señor, concédele al mundo entero que te conozca en el Espíritu Santo”. Encontrándose a cada instante con las limitaciones del hombre, el padre pensaba que toda la humanidad padecía la enfermedad que el Apóstol Pablo llamó la “ley del pecado”. Por eso, cada vez que debía hacer frente a la iniquidad, la duda, la persecución y la inmoralidad, pensaba: “¡Todo esto ocurre porque ellos no han conocido a Dios en el Espíritu Santo!”. Porque, si conociera a Dios en el Espíritu, la humanidad viviría de una forma totalmente distinta: en la inefable armonía del amor eterno.
(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Cuvântări duhovnicești, vol I, Editura Accent Print, p. 119 -120)