Sin la escuela no podríamos aprender a leer o a escribir. De la misma manera, sin Iglesia, no podemos aprender la fe, porque en ella toman lugar todos los Sacramentos, siendo el lugar en el que el Señor es nuestro Padre y Maestro. Él escucha la oración común de los que se reúnen en los oficios litúrgicos y ve, de igual forma, el arrepentimiento de cada uno.

Comenzando con el Sacramento del Bautizo, el hombre pasa toda su vida en la Iglesia y se dirige a la eternidad. La Iglesia es la escuela que prepara a los habitantes del Cielo. Por eso, los Santos Padres dicen que el que no tiene a la Iglesia por Madre, no puede tener a Dios por Padre.

(Traducido de: Îndrumar creștin pentru vremurile de azi. Convorbiri cu Părintele Ambrozie, volumul I, Editura Sophia/Cartea Ortodoxă, București, 2008, p. 29)