En general, las personas se manifiestan de forma espontánea, es decir, como lo sienten, o, como se dice popularmente, “como les apetece”. Pero, en lo que respecta al cumplimiento de los mandamientos, debemos tomar en cuenta un cierto orden, y si somos organizados, también seremos disciplinados. Cada mandamiento tiene como propósito disciplinarnos, llevarnos a Dios, presentarnos ante Dios y acercarnos a Dios. Y, en medida que nos vamos acercando a Dios, más nos parecemos a Él.

Quien resguarda los mandamientos, es resguardado por los mandamientos. San Simeón el Nuevo Teóogo dice que “quien sabe guarecer los mandamientos, no solamente él los cuida, sino que también ellos lo cuidan a él”.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, p. 111)