La importancia de hacer todo desde un corazón entregado a Dios
Viviendo fuera de su corazón, al hombre le falta discernimiento y no es capaz de distinguir los ardides del demonio (cf. II Corintios 2, 1), como nos lo dice también el Antiguo Testamento: «el necio no puede comprar la sabiduría» (cf. Proverbios 17, 16).
Al comienzo, el hombre experimenta y hace todo afuera del corazón. Por eso es que alimenta pensamientos de orgullo y se concentra en cosas banales, viviendo, de hecho, en un engaño. Su corazón está oscurecido y carece de toda sabiduría. Así, en ese estado tan deplorable, elige adorar y servir «a la criatura en lugar del Creador» (Romanos 1, 25).
Viviendo fuera de su corazón, al hombre le falta discernimiento y no es capaz de distinguir los ardides del demonio (cf. II Corintios 2, 1), como nos lo dice también el Antiguo Testamento: «el necio no puede comprar la sabiduría» (cf. Proverbios 17, 16). Y, ya que no tiene su corazón como cimiento de todo su ser, queda como un ignorante y como uno que no es capaz de dar frutos, «dando golpes al aire» (I Corintios 9, 26). Inconstante y lleno de dudas, no sabe cómo seguir el camino del Señor sin trastabillar.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Omul cel tainic al inimii, Editura Basilica, București, p. 16)