La inmensidad de la sabiduría divina
Toda sabiduría humana, comparada con la firmeza e inmutabilidad de los pensamientos divinos, es un desvarío.
Ven ahora, si quieres, y alabemos la vida que es buena y eterna, esa que no solo es sabia, sino que es la sabiduría misma. Más aún, es la fuente de toda sabiduría, aquella que está por encima de todo lo que el ser humano puede entender o imaginar. Porque Dios no solo está lleno de sabiduría, como dice la Escritura: “Su sabiduría es inconmensurable” (Salmos 146, 5), sino que Él supera incluso toda razón, inteligencia y sapiencia humana.
Cuando el hombre verdaderamente divinizado comprende esto de una manera excelsa, llega a admirar dicha sabiduría como si fuera nuestro sol y el de nuestro Maestro. Por ejemplo, puede decir que “la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres” (I Corintios 1, 25), no solo porque toda sabiduría humana, comparada con la firmeza e inmutabilidad de los pensamientos divinos, es un desvarío, sino también porque es costumbre entre los teólogos (los autores de la Escritura) atribuir a Dios ciertos “defectos” (como la locura), expresando con ellos su contrario (en este caso, la sabiduría suprema).
(Traducido de: Sfântul Dionisie Areopagitul, Opere complete, Editura Paideia, București, 1996, pp. 162-163)