La integridad de la fe que practicamos
El cristiano no debe blasfemar, ni vengarse, ni devolver mal por mal. Al contrario, debe ser paciente y corregir en el momento propicio al que obra mal o comete injusticia.
El cristiano debe tener una forma de pensamiento digno de su llamado celestial y vivir practicando los preceptos del Evangelio de Cristo. El cristiano no debe distraerse, sino acordarse todo el tiempo de Dios, de Su voluntad y Sus juicios. El cristiano, que en todo es mucho más que las disposiciones de la Antigua Ley, no debe ni jurar ni mentir.
El cristiano no debe blasfemar, ni vengarse, ni devolver mal por mal. Al contrario, debe ser paciente y corregir en el momento propicio al que obra mal o comete injusticia, pero no dejándose llevar por la ira ni buscando cobrar venganza, sino deseando sinceramente que su hermano se enmiende, como nos lo pide el mandamiento del Señor. Cuando su hermano no esté presente, no debe decir nada en su contra ni murmurar cosas que lo denigren, porque eso sería difamarlo, aun cuando lo que quiera decir tenga un fundamento de verdad.
(Traducido de: Școala Ortodoxiei pentru începători: povețe ale sfinților, pentru toate împrejurările vieții, tradus din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2014, pp. 5-6)