Palabras de espiritualidad

La luz de una vela encendida…

  • Foto: Bogdan Bulgariu

    Foto: Bogdan Bulgariu

Translation and adaptation:

Las velas representan una pequeña ofrenda presentada a nuestro Señor Dios por todas las bendiciones que recibimos de Él, directamente o por medio de aquellos que le son agradables, es decir, los santos.

Las velas representan una pequeña ofrenda presentada a nuestro Señor Dios por todas las bendiciones que recibimos de Él, directamente o por medio de aquellos que le son agradables, es decir, los santos. Además, son el símbolo de la luz de la verdad y el amor que brillan sobre nosotros desde el resplandeciente rostro de nuestro Señor y Sus santos. Al mismo tiempo, nos recuerdan el hecho de que constantemente tenemos que vigilar nuestro propio corazón, como si fuera una vela encendida ante la verdad y el amor de Cristo, para que ni una ni el otro se extingan y se enfríen. Porque nuestro Señor nos dijo de Sí mismo: “Yo soy la luz del mundo”. Y también les dijo a Sus verdaderos discípulos y a quienes lo quieran seguir en verdad: “Vosotros sois la luz del mundo”.

¿Cómo es posible esto? Creo que es posible del mismo modo en que el sol brilla, pero también como brillan la luna y las estrellas. Solamente que el sol brilla por sí mismo, alumbrando el mundo entero con su luz, en tanto que la luna y las estrellas no brillan por su cuenta, sino que reciben la luz del sol y brillan con esa misma luz. Cuando el sacerdote dice, en el oficio de las Vigilias de toda la noche, “la Luz de Cristo ilumina a todos”, nuestros corazones refulgen de alegría, a semejanza de las estrellas y justamente como la llama de una vela que se mantiene encendida todo el tiempo.

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Sfântul Justin PopoviciLupta pentru credință și alte scrieri, traducere de prof. Paul Bălan, Editura Rotonda, Pitești, 2011, p. 57-58)