La mentira crea un abismo entre almas
El que miente aleja su alma de ese a quien engaña. No le ofrece su alma. Sólo el que dice la verdad se entrega al otro.
El mentiroso presenta una imagen falsa de la realidad, para poner al otro en una situación en la que no pueda actuar de acuerdo a ella y, así, dañarse. Pero algunas veces alguien deberá conocer la realidad en toda su crudeza y prepararlo, despacio, para que el otro la conozca también.
El falso mentiroso dice algunas veces, al ser descubierto: “con mi mentira perdí mi alma, para salvar a otros”. Luego, él considera perder su alma como un acto de justicia. Pero aquí se halla una doble falsedad. San Juan Climaco sabía que, en el caso de las mentiras, hay muchísimas situaciones. Él condena duramente la falsedad que pretende sólo el mal ajeno.
De alguna manera, este hombre está limpio del espíritu de la mentira, ya que la utiliza cuando realmente necesita salvar a alguien.
El que miente aleja su alma de ese a quien engaña. No le ofrece su alma. Sólo el que dice la verdad se entrega al otro.
(Traducido de: Alexandru Prelipcean, Spiritualitate creștină și rigoare științifică: notele de subsol ale filocaliei românești, volumul II, Editura Doxologia, 2013, p. 44)