Palabras de espiritualidad

La modestia no es una debilidad, sino fuerza y valor

  • Foto: Tudorel Rusu

    Foto: Tudorel Rusu

Indudablemente, la modestia es uno de los rasgos más gratos de la personalidad humana. La modestia es, sin discusión, semejante a la misericordia, porque el modesto es piadoso con quienes le rodean.

En este mundo, muchos son los que ignoran las leyes divinas. Pero esas leyes existen y evidencian el error de no creer en lo espiritual. Por ejemplo, el individuo que, envaneciéndose, se elogia a sí mismo, produce una triste y desagradable impresión en los demás, incluso en esos que carecen de cualquier religiosidad. Y, mientras más se ensalza a sí mismo, más repulsivo resulta a quienes le rodean. Bien, esta es una acción de las leyes espirituales. Por el contrario, mientras más modesto es el individuo, más agradable es para los demás. Ciertamente, los modestos despiertan el afecto de quienes les rodean, al tiempo que los soberbios no producen sino rechazo. Así las cosas, podemos comprobar que hasta en esos que se reconocen como no-religiosos actúa esta inmutable ley; y aunque no aprecien la modestia en ellos mismos, sí que lo hacen en los otros.

Indudablemente, la modestia es uno de los rasgos más gratos de la personalidad humana. La modestia es, sin discusión, semejante a la misericordia, porque el modesto es piadoso con quienes le rodean: no les irrita con absurdas pretensiones ni los molesta arrogándose una fatua importancia. Queriéndolo o no, quien carece de soberbia honra siempre, en primer lugar, a Dios y después a los otros, que de Él reciben todos los dones.

Así, el modesto no pierde nunca nada en esta vida, porque sus talentos y cualidades no disminuyen a causa de su humildad. Al contrario, crecen todavía más.

De igual manera, es importante subrayar que “modestia” no es sinónimo de “debilidad”, como creen algunos que huyen de ella. Ella y sólo ella es la fuerza y la valentía del espíritu. Recordemos que en la vida de las sociedades y de los pueblos, “el orgullo antecede siempre a la perdición”. El nivel de cultura auténtica es directamente proporcional con la modestia social e internacional. Por eso, la Palabra, el Creador del mundo, asumió una vida de Hombre modesto y llena de sufrimiento, mostrándonos que el espíritu de la modestia es una luz que conduce a la gloria eterna del Reino de los Cielos. Y es que la humildad de Cristo es el sello de la verdad en el hombre.

(Traducido de: Cum să biruim mândria. Lecții de vindecare a mândriei din sfaturile Sfinților Părinți, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2010, pp. 123-124)