La necesidad del rigor del ayuno
Todas las perturbaciones en la vida espiritual y corporal, así como los castigos relacionados con ellas, derivan de la vulneración de las normas, leyes y reglas establecidas.
Todos sabemos que la gula y el exceso en la comida y la bebida nos llevan a padecer enfermedades del estómago, trastornos de la digestión, del metabolismo y de la actividad del corazón; por lo cual es muy provechosa la abstinencia de comida que supone el ayuno. La lujuria, el libertinaje y la búsqueda de placeres carnales llevan a la corrupción del alma y del cuerpo, a malentendidos y a la desintegración en la familia. También aquí al pecado le siguen la amargura, la aflicción y el castigo que le son propios.
¡Oh, cuánta necesidad hay también en este aspecto de la severidad del ayuno y de la abstinencia espiritual y corporal! Al caprichoso y orgulloso, al que ofende a los demás, se le responde con seriedad y rechazo. Por lo tanto, también el pecado de la soberbia y de la indiferencia hacia los demás recibe su paga, su castigo. Tampoco aquí hay medio más radical que el santo ayuno, que el arrepentimiento profundo y humilde, y la oración a Dios, porque solo Él puede ablandar el orgullo humano. Todas las perturbaciones en la vida espiritual y corporal, así como los castigos relacionados con ellas, derivan de la vulneración de las normas, leyes y reglas establecidas.
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare, Editura Biserica Ortodoxă, București, 2004, pp. 22-23)