A los padres de familia que le preguntaban cómo proceder con sus hijos desobedientes, el padre recomendaba: “Oren con devoción y aconséjenlos en paz y con todo el amor posible, porque, perdónenme, la severidad no siempre es útil.”

Puede que tu hijo te diga “Basta. Me voy”. Y es que actualmente no vivimos en Sodoma y Gomorra, sino en algo aún peor.

(Traducido de: G. Spiliotis, Părinții duhovnici și copiii. Educația tinerilor în conformitate cu învățătura Sfinților Părinți ai Bisericii noastre, trad. de Ilioniu Georgeta Mariana, Ed. Egumenița, Galați, 2006, p. 48)