La oración es la respiración del corazón
“Uno de los más grandes dones que Dios nos dio, es la posibilidad de estar permanentemente en contacto con Él, en cualquier lugar, en cualquier momento”.
Cuando visitamos el Monasterio Rohia (Maramures, Rumanía), fuimos invitados a pasar a la nueva biblioteca para conocer al antiguo stárets, el padre Serafín Man. Era un hombre muy amable pero categórico, a pesar de sufrir de una seria enfermedad. Nunca olvidaré lo que nos dijo sobre la oración: “Uno de los más grandes dones que Dios nos dio, es la posibilidad de estar permanentemente en contacto con Él, en cualquier lugar, en cualquier momento”. “La oración es la respiración del corazón. Es la boca del Cielo, del Paraíso. Es la boca de los ángeles. Cuando oramos nos parecemos, de hecho, a los ángeles, que se hallan en un permanente estado de alabanza a Dios. Por eso es que se nos pide que nuestra oración sea incesante”.
Era ya mayor y se le veía débil; su voz difícilmente pasaba de ser un susurro... sin embargo, el amor y la Gracia de Dios brillaban luminosamente en él.
(Traducido de: Norris J. Chumley, Tainele Rugăciunii lui Iisus, Doxologia, 2012, p. 115-116)