La oración es un tiempo de felicidad
Si al orar sientes una felicidad más grande que cualquier otra que hayas experimentado antes, es porque has alcanzado la oración verdadera.
El Espíritu Santo, aún conociendo nuestra debilidad, viene a nosotros, a pesar de ser impuros y estar llenos de pecados. Y si encuentra nuestra mente orando con sinceridad, toma el control de ella y disipa todos los pensamientos perversos que la rodean. Con esto, la invita al amor por la oración insondable.
¿Deseas orar? Muere para el mundo. Que el Cielo sea tu patria, pero no sólo con palabras, sino a través de una forma de vida angelical y el conocimiento espiritual. ¡Renuncia a todo, para heredar todo! ¡Si eres un verdadero teólogo, orarás en verdad! ¡Y si oras en verdad, es que ya eres un verdadero teólogo!
¡Feliz de aquella mente que, al orar, consigue evitar la imaginación! ¡Dichosa la mente que ora con libertad, llenándose cada vez más del anhelo de Dios! ¡Bienaventurada la mente que, al orar, se hace inmaterial y libre de todo! ¡Dichosa la mente que, al orar, no se deja perturbar por nada!
Si al orar sientes una felicidad más grande que cualquier otra que hayas experimentado antes, es porque has alcanzado la oración verdadera.
(Glasul Sfinţilor Părinţi, traducere de Părintele Victor Mihalache, Editura Egumeniţa, 2008, pp. 412-413)