La oración nos abre el corazón a Dios
Si la persona se siente bien, en lo que se refiere a su estado psíquico, y es activa, también podrá orar.
«A veces, cuando hacemos nuestro canon diario de oraciones, no logramos estar atentos a nuestras plegarias, en tanto que, cuando trabajamos y oramos al mismo tiempo, sí nos concentramos. Esto sucede porque la vida espiritual se enlaza fuertemente con el estado psicológico de la persona que ora. Si la persona se siente bien, en lo que se refiere a su estado psíquico, y es activa, también podrá orar. Asimismo, cuando sienta su corazón llorar, podrá orar con mayor fervor. (...)
Muchas veces, por distintos motivos, el corazón se cierra y no puede abrirse más a la oración. A cualquier persona le puede suceder, por diferentes causas: a algunos, por ser demasiado osados; a otros, por hablar mucho, y a otros, por envanecerse. Luego, es necesario cultivar el dominio de sí mismo y también las lágrimas de contrición». (Padre Sofronio de Essex)
(Traducido de: Hierotheos Vlachos, Mitropolit de Nafpaktos și Sfântul Vlasie, Cunosc un om în Hristos: Părintele Sofronie de la Essex, traducere din limba greacă de Preot Șerban Tica, Editura Sophia, București; Editura Cartea Ortodoxă, Alexandria, 2011, pp. 271-272)