Palabras de espiritualidad

La paciencia es vital en la familia

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Confiando en Dios, las cosas evolucionan espiritualmente con facilidad.

La paciencia nace del amor. Para ser paciente con el otro, debes sentir dolor por él. Y veo que sólo con paciencia resiste la familia. He visto fieras convertirse en ovejas. Confiando en Dios, las cosas evolucionan espiritualmente con facilidad.

Una vez, estando en el Monasterio Stomio (Konitsa), ví a una mujer cuyo rostro refulgía de modo especial. Era la madre de cinco niños. Luego recordé de quién se trataba. Su esposo era un carpintero que muchas veces trabajó con nosotros. Pero bastaba una sugerencia, un consejo, como “¿Maestro, ¿no sería mejor trabajar esto de tal y tal forma?”, para que éste se enfureciera y respondiera, “¿Y tú crees que me vas a enseñar a mí cómo trabajar?”. Comenzaba a romper las herramientas, las arrojaba y finalmente, se iba. Si esto hacía al trabajar en casas ajenas, imagínense lo que hacía en la suya...

Semejante hombre tenía semejante esposa. Nadie podría aguantar vivir con él tan siquiera un día... pero ella tenía ya varios años de hacerlo. Cada día era, para la pobre mujer, un martirio. Pero ella lo soportaba todo con bondad. Conociendo esa situación, cada vez que la veía, le preguntaba: “¿Cómo está tu esposo? ¿Trabajando?”. “Sí, Padre... trabajando”. “¿Cómo van las cosas en la casa?”. “¡Muy bien, Padre!”, me respondía ella, con todo el corazón. No le importaba que, a menudo, su esposo destruyera sus propias herramientas de trabajo —muchas de ellas, ciertamente valiosas— ni tampoco parecía preocuparle que ella también tuviera que trabajar en casas ajenas, para poder sobrevivir.

¿Han visto con cuánta paciencia, bondad y nobleza espiritual enfrentaba todo? Nunca la ví quejarse. Por eso Dios le otorgaba siempre Su gracia, a tal grado que su mismo rostro parecía brillar. Finalmente, consiguió que sus hijos salieran adelante y llegaran a ser cinco hombres de bien.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti, volumul 4, Viața de familie, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 49-50)