La palabra de Cristo, el tesoro de cada cristiano
“¡Gloria eterna a Ti, Señor y Redentor nuestro! ¡Tú eres mi tesoro más amado! ¡Mi alma se llena de regocijo cada vez que puedo arrodillarme agradecido ante Ti y abrazar amorosamente Tus pies con mi corazón!”.
Si conoces y crees en Su Santa Palabra, que es la Verdad y la Vida eterna (Juan 6, 68; 17, 12), entonces valora esa palabra como si fuera el tesoro más valioso de tu alma. Luego, que obedecerla y ponerla en práctica sea tu principal preocupación a cada instante de tu vida. Porque, cuando ya no tengas esos tesoros a tu lado, la recompensa por haberlos apreciado será la paz eterna y feliz de tu alma amorosa y buena.
Y repite: “¡Gloria eterna a Ti, Señor y Redentor nuestro! ¡Tú eres mi tesoro más amado! ¡Mi alma se llena de regocijo cada vez que puedo arrodillarme agradecido ante Ti y abrazar amorosamente Tus pies con mi corazón!”.
(Traducido de: Un mare mărturisitor creștin: Preotul Constantin Sârbu, Editura Bonifaciu, București, 2008, p. 189)