Palabras de espiritualidad

La pereza al momento de orar

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

“Hay algunos que dicen: ‘¡Si no te apetece orar, no lo hagas!’. ¡Qué malicioso ardid de la mente humana! Si hoy dejas de orar, mañana también lo harás, hasta dejar pasar tu vida entera sin practicar la humilde oración. ¡Eso es justamente lo que quisiera el cuerpo! No olvides que para entrar al Reino de Dios hace falta ser perseverantes (Mateo 11, 12)”.

Hay personas que, debido a que no experimentan una disposición ferviente para la oración, dejan de orar por largos períodos de tiempo, que incluso pueden llegar a ser meses o años. Su lema es: “Hay que orar solamente cuando uno sienta el corazón abierto a la oración. Y, cuando este se encuentre cerrado, es mejor no intentar orar, porque no es bueno hacerlo con un corazón indispuesto”

Un gran practicante de la oración de nuestros tiempos, un conocido y milagroso santo, Juan de Kronstadt, rechaza con estas palabras semejante postura: “Hay algunos que dicen: ‘¡Si no te apetece orar, no lo hagas!’. ¡Qué malicioso ardid de la mente humana! Si hoy dejas de orar, mañana también lo harás, hasta dejar pasar tu vida entera sin practicar la humilde oración. ¡Eso es justamente lo que quisiera el cuerpo! No olvides que para entrar al Reino de Dios hace falta ser perseverantes (Mateo 11, 12)”.

Así pues, cuando el hombre se sienta sometido por la tentación de la dejadez y la desidia, en lo que respecta a la oración, tiene que hacer lo posible por vencer ese estado, imponiéndose a la pereza y la indiferencia, y forzándose a sí mismo a volver a la oración. Las pasiones pueden ser vencidas solamente obligando nuestra voluntad a actuar y, por supuesto, invocando el auxilio de la Gracia Divina. El hombre tiene que alzarse de su lecho de indiferencia y desgana, con la firme intención de volver a la oración. Si actúa así, Dios no dejará sin retribución su lucha por recuperar el hábito de la oración y crearse un espíritu de devoción.

(Traducido de: Arhimandritul Serafim AlexievCălăuza rugătorului ortodox, traducere de Gheorghiță Ciocioi, Editura Sophia, București, 2015, pp. 8-9)