Palabras de espiritualidad

La perfección de la vida del cristiano

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“La oración es el vínculo de las criaturas racionales con su Creador, y la unión con Dios, es decir, la perfección, es algo que está más allá de la oración pura…”

¿Es la perfección en esta vida algo obligatorio para todos? Responderemos a esta pregunta, recordando las palabras de nuestro Señor Jesucristo dirigidas al joven rico, quien le preguntó qué tenía que hacer para heredar la vida eterna: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos… si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, …     después, ven y sígueme” (Mateo 19, 17 y 21).

En este pasaje evangélico se nos muestra claramente que el mandamiento del Señor sobre la perfección no es algo obligatorio, sino que depende del libre albedrío de cada quien. Además, en otro lugar dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante” (Juan 10, 10), es decir que, quien quiera salvarse, tiene que guardar los mandamientos de Dios, y quien quiera tener mucha más vida, es decir, ser perfecto, tiene que renunciar a todas las cosas del mundo y seguir a Cristo, con suficiente paciencia y renuncia a sí mismo, hasta el final. Luego, alcanzar el alto nivel de la perfección es algo que depende de la voluntad del hombre.

¿Por medio de qué virtud el hombre puede alcanzar la perfección y cuáles son las virtudes del que ha llegado a ser perfecto? San Gregorio Palamás dice: “La virtud de la oración realiza el misterio de nuestra unión con el Buen Dios, porque la oración es el vínculo de las criaturas racionales con su Creador, y la unión con Dios, es decir, la perfección, es algo que está más allá de la oración pura. Significa el amor perfecto, y esto no es algo que el hombre tenga ‘per se’, sino que es algo que viene de Dios”.

(Traducido de: Arhimandritul Cleopa IlieUrcuș spre Inviere, Editura Trinitas, Iași, 1998, p. 361)