La perfección en el conocimiento de Dios
Asemejándose los unos a los otros, todos tienden a la perfección en el conocimiento de Dios, aunque nunca podrán conocerlo ni verlo completamente, porque Dios es un Ser infinito, y todas las demás criaturas son limitadas.
Los hombres pueden conocer a Dios en la medida en que se perfeccionen aquí, en este mundo, pero especialmente en la vida futura. En el Cielo, todos los espíritus incorpóreos, llenos de felicidad, se perfeccionan sin cesar, los más pequeños imitando a los más grandes... Los espíritus más elevados son los serafines, pero ni siquiera ellos pueden ver a Dios tal como es en verdad, a pesar de que su perfección crece a cada momento con una velocidad asombrosa y de que imitan a Dios según sus posibilidades. Por su parte, los serafines son imitados por los querubines, etc. Finalmente, el hombre imita a los ángeles. Así, asemejándose los unos a los otros, todos tienden a la perfección en el conocimiento de Dios, aunque nunca podrán conocerlo ni verlo completamente, porque Dios es un Ser infinito, y todas las demás criaturas son limitadas, habiendo sido creadas por Él. Hubo una vez un intento, no sólo de asemejarse a Dios, sino hasta de llegar más alto que Él, tentativa que terminó cuando aquel serafín se volvió el más insignificante de todos y adquirió en el instante todas las cualidades negativas, por su orgullo e insolencia.
(Traducido de: Sfântul Varsanufie de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 41)