Nuestro Señor Jesucristo le concedió a la humanidad las energías divinas de la Gracia, para que la naturaleza humana pudiera avanzar hacia el perfeccionamiento en el bien divino y para que pudiera vencer totalmente al pecado y al mal. Precisamente por ese motivo, Dios-Hombre, Jesús, es la persona más santa y más importante del universo entero en el que opera la razón y el sentimiento humano. A lo largo de toda su historia, el hombre ha sido la única forma de criatura que ha buscado con tesón la verdad esencial y fundamental, sobre la cual se asienta la exitencia del universo entero. El hombre siempre ha intentado responder a esa interrrogante. El hombre ha tratado de responder a la búsqueda de la verdad de distintas maneras: mitológicamente, filosóficamente, sin Dios y de una forma espiritual o materialista. Con todo, no ha logrado resolver el problema, debido a que ha intentado resolverlo por medio de las categorías del humanismo ateo, autónomo y puro.

(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, Traducere: prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 35)