La preparación y la forma de nuestro encuentro con Dios
Él se mueve hacia nosotros por medio de distintos acontecimientos, situaciones, personas, señales, etc. Nosotros esperamos encontrarnos con Él y, simplemente, permanecemos atentos.
En primer lugar, la búsqueda de Dios no es un propósito. El objetivo es el encuentro con Dios. La búsqueda de Dios es el camino, el medio. Por otra parte, ese camino lo recorre, ante todo, Dios, no necesariamente nosotros. Él se mueve hacia nosotros por medio de distintos acontecimientos, situaciones, personas, señales, etc. Nosotros esperamos encontrarnos con Él y, simplemente, permanecemos atentos. Lo que tenemos que hacer es esparar y mantener los ojos abiertos para reconocerlo. El encuentro con Dios, así, no es un logro nuestro, sino una respuesta de Su Gracia. Por este motivo, experimentar la Gracia no es algo deba acompañarse del orgullo, sino de una gran humildad.
La preparación para el encuentro empieza con la lucha por la purificación, es decir, con la liberación de toda pasión, la derrota del egoísmo, el cultivo de las virtudes. A continuación, viene la iluminación de la mente y, después, la unión y la comunión con Dios. Nuestro deber es esforzamos en alcanzar el primer nivel, porque los demás dependen de Dios. Es un proceso continuo de caída y resurrección. ¡Es un camino bendecido!
(Traducido de: Nicolae, Mitropolit de Mesoghéia și Lavreótica, Dacă există viață, vreau să trăiesc, Editura Doxologia, Iași, 2017, pp. 111-112)