Palabras de espiritualidad

La presencia divina en nuestra estructura espiritual

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

La presencia divina que hay en tu alma es la fuerza que disipa cualquier intento del mal en contra tuya.

A Dios lo tienes “sembrado”, “inoculado", latente en tu estructura espiritual. Has sido injertado en un Hombre-Dios, absolutamente superior a tu condición terrenal. Con esto, también tú eres hijo de Dios, porque a todos se nos otorgó esa posibilidad. Si eres consciente de esto y vives esta evidencia interior también en el otro plano de la existencia, nada malo podría ocurrirte. Ni siquiera te podrán quitar la vida, porque la presencia divina que hay en tu alma es la fuerza que disipa cualquier intento del mal en contra tuya.

La única concepción inequívoca y libre de cualquier relativismo le pertenece solamente a Dios —el Absoluto—, principio y final del mundo. Él es el Unico cuya concepción hace del caos, cosmos.

Dios nos acompaña siempre y, a medida que lo conocemos, nuestra vida biológica y psicológica avanza con más fuerza hacia la verdad y la luz del conocimiento. Dios se revela en la humildad.

En tanto que el justo conoce a un Dios personal, lleno de amor y cercano a los hombres, el pecador percibe un Dios severo, sigiloso, amenazador, poderosísimo y muy lejano.

(Părintele Arsenie Boca mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 82)