Palabras de espiritualidad

La recompensa por educar rectamente a nuestros hijos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El hombre se asemeja a Dios con las virtudes de su alma.

Eduquemos a nuestros hijos en la doctrina y en el juicio de nuestro Señor Jesucristo, y gran recompensa obtendremos. Si aquellos que crean monumentos, estatuas y retratos de los monarcas son honrados, nosotros que nos embellecemos con la imagen real —porque el hombre es imagen de Dios—, ¿cómo no habríamos de gozar de incontables dones, siendo que retribuimos nuestra semejanza con Dios?

El hombre se asemeja a Dios con las virtudes de su alma. Nos asemejamos a Él cuando educamos a nuestros hijos para que sean buenos, para que no se enfaden y sean indulgentes. Estos son rasgos de Dios. Nos asemejamos a Dios cuando les enseñamos a nuestros hijos a hacer el bien a los demás, a amar a sus semejantes y a despreciar las cosas de este mundo.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, Editura Agapis, 2010, p. 31)