La riqueza más grande
No se trata de heredarles dinero, porque éste se pierde, sino el respeto a Dios y la devoción, que no se pierden ni se gastan.
Tales cosas debemos enseñar a nuestros hijos, tanto mientras vivimos y tenemos salud como cuando se acerque el momento de nuestra partida de este mundo: convencerlos que el temor de Dios es la mayor riqueza, una herencia que no se pierde. No se trata de heredarles dinero, porque éste se pierde, sino el respeto a Dios y la devoción, que no se pierden ni se gastan. Si no existe respeto hacia Dios, todo el dinero que pueda haber se pierde por causa de toda clase de problemas y aflicciones, y en la mayor desazón posible. En cambio, si el respeto y el temor de Dios son la base, entonces todo el dinero que aún no hay aparece y se hace abundante.
Si educas tu hijo así como es debido, también él, en su momento, criará de la mejor manera a los suyos propios y así sucesivamente, como unz cadena que nunca se rompe. Tú eres el comienzo, la raíz que lleva en sí misma los frutos de lo que es realmente importante.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, traducere de Ieromonahul Benedict Aghioritul, Editura Agapis, București, 2007, pp. 45-46)