La santa fe, centro de las burlas de los racionalistas de antes y de hoy, quienes la llaman “ciega”, es tan sutil y excelsa, que puede ser comprendida y explicada solamente por la razón espiritual.  Para el incrédulo, esta razón espiritual es algo rechazable, pero, cuando por alguna necesidad material la encuentra necesaria o tolerable, la entiende erradamente y la explica mal, porque la ceguera que él le atribuye a la fe, es precisamente un atributo inseparable de su incredulidad.

La fe es santa y verdadera, solamente cuando es fe en la Verdad santa, cuando es la fe que la Verdad Divina encarnada trajo al mundo.

(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, De la întristarea inimii la mângâierea lui Dumnezeu, Editura Sophia, 2012, pp. 206-207)