La templanza como norma vital en el camino a la salvación
Si el hombre se recarga con cosas inútiles, no podrá mantener el paso de quienes le acompañan en el camino a la salvación. Y este camino requiere que vayamos lo más ligeros que podamos.
Dios nos dio de todo en abundancia, para todos: alimento y recursos, cosas bellas y condiciones de vida. Luego, toma de cada cosa solamente lo que necesitas, no más, para no sobrecargarte en vano.
El animal salvaje no come más de lo que necesita; tiene algo que lo limita biológicamente. Por ejemplo, si el lobo comiera más de lo necesario, se hincharía y se haría más grueso, más pesado, de tal suerte que los demás animales del bosque podrían atacarlo y devorarlo con facilidad, porque dejarían de temerle.
Lo mismo ocurre con el hombre: si se recarga con cosas inútiles, no podrá mantener el paso de quienes le acompañan en el camino a la salvación. Y este camino requiere que vayamos lo más ligeros que podamos. No estoy diciendo que el hombre necesariamente tenga que vivir en la pobreza; el hombre debe vivir dignamente, porque digno lo hizo Dios, y para eso fue que le dio todo, para eso le dejó al alcance los frutos y todo lo que hay en el Jardín del Edén.
(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri Duhovnicești, Editura Conta, 2007, p. 102)