Palabras de espiritualidad

La unión del hombre con Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Encarnándose, Cristo se hizo pariente nuestro y nos participó de Su divinidad. Así, ya que esa divinidad participada a nosotros sigue intacta e inquebrantable, es necesario que también nosotros, que somos parte de ella en un sólo Espíritu, seamos un cuerpo con Cristo.

“¡Qué maravilla, hermanos, qué inefable descendimiento del amor que Dios siente por nosotros! La unión esencial que tiene con Su Padre, promete tenerla también con nosotros, por la Gracia, si así lo queremos. También nosotros la tendremos con Él, si cumplimos con Sus mandamientos. Porque lo que Él tiene por naturaleza con el Padre, eso mismo nos lo da a nosotros para que lo tengamos con Él por medio de nuestra voluntad y la Gracia. ¡Oh, sobrecogedor prodigio! La gloria que el Padre le dio al Hijo, el Hijo nos la da con la Gracia Divina. Y esto es aún más grande, porque ahora que Él está en el Padre y el Padre está en Él, el Hijo de Dios está en nosotros, y nosotros, si así lo deeamos, estaremos en el Hijo, por la Gracia. ¡Qué insondable don! El amor con el que Dios Padre amó a Su Hijo Unigénito, ese mismo amor estará en nosotros y el Mismo Hijo de Dios estará en nosotros. ¡Y en verdad así será! Porque, encarnándose, se hizo pariente nuestro y nos participó de Su divinidad. Así, ya que esa divinidad participada a nosotros sigue intacta e inquebrantable, es necesario que también nosotros, que somos parte de ella en un sólo Espíritu, seamos un cuerpo con Cristo”.

(Traducido de: Maxime Filocalice, Protosinghel Teodosie Paraschiv, Editura Fotini, p. 58)