Palabras de espiritualidad

La utilidad de las tentaciones

    • Foto: Stefan Cojocariu

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Las tentaciones que sufrimos en nuestra vida, son lo que el fuego representa para el oro. Nos fortalecen, nos refuerzan, nos dan mucha más fe, nos hacen más humildes y nos enseñan a orar y a pedir consejo. El que es bueno, que se haga mejor, y el que ha vencido la tentación, que ore por el que aún la está atravesando.

Una vez, un monje del Monasterio Sihastria le preguntó,

—“Padre Paisos (Olaru), ¡las tentaciones me agobian y siento que ya no tengo más paciencia!”

"—Escucha, Padre”, le respondió el anciano,  “agradezcámosle a Dios porque nos prueba a través de las tentaciones, con enfermedades y con toda clase de penas, aquí en la tierra, y no en la vida que viene. Porque si nuestra vida no se solidifica con las tentaciones, no nos podremos salvar. Las tentaciones que sufrimos en nuestra vida, son lo que el fuego representa para el oro. Nos fortalecen, nos refuerzan, nos dan mucha más fe, nos hacen más humildes y nos enseñan a orar y a pedir consejo. El que es bueno, que se haga mejor, y el que ha vencido la tentación, que ore por el que aún la está atravesando. A las tentaciones las vencemos con oración, ayuno, confesión y mucha paciencia. Después de la tormenta viene siempre la serenidad, con el don de Dios. Oremos, pues, Padre. Y si nuestros padres espirituales nos amonestan para corregirnos, no nos enojemos, porque el camino hacia la salvación está lleno de tentaciones. Ahora, hemos sufrido como lo hiciera también Elí, sacerdote de la Ley Antigua. Elí no supo reprender a sus hijos en el momento adecuado, cuando erraban frente a Dios, y por eso murieron y fueron condenados. ¡Que Dios nos libre de padecer algo semejante!"

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Părintele Paisie, duhovnicul, Editura Apologeticum, 2005; pg. 16)



 

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