Las aflicciones no son causa ni condición necesaria para la salvación
¿Cuánto dolor y sufrimiento no vienen sólo por oponernos a la voluntad y al amor de Dios? El dolor es resultado de tal oposición y se transforma en consuelo una vez que lo aceptamos como vestíbulo y puerta de entrada al Camino.
Lo importante es que no creamos que los sufrimientos de nuestra vida nos han sido enviados para salvarnos.
Es decir, ellos no son causa ni condición necesaria para la salvación, sino el escenario y el decorado que nosotros mismos nos hemos creado, basándonos en lo que “nos ha dado el mundo.” Asumiendo ahora todas nuestras penas pasadas, con bendición y con perdón, descubrimos que podríamos aprender a renunciar al motorcito que ha dirigido nuestra vida hasta ahora: el placer y la satisfacción de hacerlo todo por nosotros mismos. ¿Cuánto dolor y sufrimiento no vienen sólo por oponernos a la voluntad y al amor de Dios? El dolor es resultado de tal oposición y se transforma en consuelo una vez que lo aceptamos como vestíbulo y puerta de entrada al Camino. Es difícil, sí, ¡pero sólo si vemos todo desde fuera y no aceptamos lo que se nos pide para que comprobemos que es cierto!
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Gânduri din încredinţare, Editura Doxologia 2012, pp 31-32)