Las bondades que necesita el alma y las que necesita el cuerpo
Sin Dios y afuera de Él, el alma no podría vivir, no podría descansar, no podría ser feliz. “Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.” (I Juan 4, 16).
Buena es la luz del sol, la luna y las estrellas, pero es un bien material que ilumina el cuerpo. Bueno es el aire, pero es un bien material que beneficia a todo el cuerpo. Bueno es el pan y bueno es cualquier alimento, pero también se trata de bienes materiales que fortalecen el cuerpo. Buena es la bebida, pero es un bien material que consuela al cuerpo. Buena es el agua, pero es un bien material que sirve para lavar el cuerpo refrescarlo. Buena es la casa, pero es un bien material que acoge al cuerpo. Bueno es el fuego, pero es un bien material que calienta al cuerpo. Buenas son las vestimentas, pero son bienes materiales que simplemente cubren el cuerpo. Buenos son los frutos de los árboles y las plantas, pero son bienes materiales que el cuerpo consume. Buena es la miel, pero es un bien natural que sirve para endulzar el cuerpo, etc.
Algo completamente distinto es aquello que satisface y llena las necesidades del alma. Existe la vida, que llena al alma; existe la luz, que ilumina al alma; existe el pan y la comida, que fortalecen el alma; existe la bebida, que refresca al alma; existe la casa, que acoge al alma; existe lo dulce, que mitiga al alma; existen las vestimentas, que cubren al alma, etc. Para el alma, solamente Dios es la luz, la vida, el alimento, la bebida, el refugio, el consuelo, el gozo, la felicidad, el descanso, la paz, la riqueza, la honra, la gloria y el regocijo más grande. Sin Dios y afuera de Él, el alma no podría vivir, no podría descansar, no podría ser feliz. “Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.” (I Juan 4, 16).
(Traducido de: Sfântul Tihon din Zadonsk, Comoară duhovnicească din lume adunată, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2008, pp. 482-483)