Las columnas que sostienen la vida de toda la humanidad
Seamos soldados del invicto Comandante, semejantes a Él en la luz, la justicia, la pureza, la humildad y el amor. Este es el propósito de nuestra vida de cristianos.
“¡Animo! Yo he vencido al mundo” (Juan 16, 33), dijo nuestro Señor Jesucristo, Vencedor del demonio, del pecado y la muerte. Esto se los dijo a Sus amados Apóstoles. Y, luego de Su Resurreción, les dijo también: “Y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 20). Recuerden, hermanos, estas sentencias de Cristo: “Yo he vencido” y “Yo estoy con vosotros hasta el final”. En la historia de todos los pueblos y linajes del mundo, no se recuerda que alguien se haya atrevido a decir cosas semejantes. Porque no se trata de palabras comunes y corrientes, sino de las columnas que sostienen la vida de toda la humanidad.
Si Cristo es vencedor con nosotros, es que Él está con nosotros tanto en las tristezas como en las alegrías, para que no nos debilitemos y no caigamos presa de la congoja y la desesperanza, como se dice popularmente en nuestro país: “Cuando todo vaya bien, no te enaltezcas, y cuando todo vaya mal, no desesperes”. Porque, Cristo Vencedor es nuestro Soberano en todas las alegrías y nuestro Comandante en todos los sufrimientos, para que ni las pasiones ni los hombres venzan. Seamos, pues, soldados del invicto Comandante, semejantes a Él en la luz, la justicia, la pureza, la humildad y el amor. Este es el propósito de nuestra vida de cristianos.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimir.ovici, Prin fereastra temniței, Editura Predania, 2009, p. 248)