Palabras de espiritualidad

Las consecuencias del comportamiento tiránico de la esposa

    • Foto: Crina Zamfirescu

      Foto: Crina Zamfirescu

El comportamiento tiránico de la mujer no sólo lleva a discusiones frecuentes, sino también a “ajustes de cuentas” en el seno de la familia. Si el esposo no encuentra comprensión y afecto en su propio hogar, lo buscará en otros sitios.

La mujer puede ser fuerte, culta e inteligente, pero no debe jamás sojuzgar a su esposo, ni intentar dominarlo. Una esposa verdaderamente inteligente y sabia no intentará nunca dominar a su esposo. Ella entiende que esa actitud no beneficia en absoluto ni a su familia, ni a su esposo, ni a ella misma.

Coaccionándolo, puede que consigas que tu esposo haga algo, una o dos veces, a lo sumo. Pero con esto no harás que cambie o que aprenda algo. Lo único que lograrás es encender el fuego de las discusiones, que no traen sino sufrimiento a la familia entera. Y, como consecuencia de esas peleas y escándalos, la esposa dominante se llena cada vez más de amargura, porque el enfado, como bien sabemos, provoca tristeza.

El comportamiento tiránico de la mujer no sólo lleva a discusiones frecuentes, sino también a “ajustes de cuentas” en el seno de la familia. Si el esposo no encuentra comprensión y afecto en su propio hogar, lo buscará en otros sitios. No en vano se dice:: “En donde la mujer manda, el hombre entre vecinos anda”. Y no sólo entre vecinos, sino especialmente “con” las vecinas...

La mujer está llamada a ofrecerle a su esposo afecto, consuelo, respeto. Cuando todo esto falta, el esposo (si no es lo suficientemente fuerte) procurará encontrarlo en otras mujeres.

(Traducido de: Pr. Pavel GumerovConflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 88-89)