Las festividades de la Iglesia como ocasiones de alegría familiar
En las festividades de la Iglesia y en las familiares, es bueno dar obsequios a los niños. Debemos recordar aquella tradición de darse regalos entre los miembros de la familia, con ocasión de la Navidad.
No debe permitirse que los niños coman nada antes de la hora fijada para el almuerzo; los dulces deberán esperar para después de comer. Los dulces y, en general, la comida abundante, deben ser característica de las festividades religiosas o familiares. En esos días, en la medida de lo posible, los niños pueden ser eximidos de lecciones y trabajos, para que puedan asistir a la Iglesia y descansar.
La ropa que se lleva en los días festivos debe ser distinta a la de los demás días. El hecho de vestirse de una manera diferente, le dará a los niños esa sensación de festividad, modificando incluso sus gestos y modales.
En las festividades de la Iglesia y en las familiares, es bueno dar obsequios a los niños. Debemos recordar aquella tradición de darse regalos entre los miembros de la familia, con ocasión de la Navidad. En la preparación de los obsequios participan todos los niños grandes: las chicas hacen tejidos y los chicos preparan juguetes de madera, de cartón y de papel coloreado. En cierta familia ortodoxa rusa, los niños (seis) convocaban, en la víspera de la Navidad, a una “reunión”, en la que discutían detalladamente los deseos y gustos de sus padres.
Los niños también preparaban regalos para la onomástica y los cumpleaños de sus padres y padrinos.
(Traducido de: N.E. Pestov, Cum să ne creştem copii: calea spre desăvârşita bucurie, traducere din limba rusă de Lucia Ciornea, Editura Sophia, București, 2005, pp. 176-177)