Las festividades de la Iglesia no son pretexto para los vicios
Las fiestas religiosas son propicias para el conocimiento verdadero, y quienes prefieran el conocimiento falso terminarán de forma indigna.
Sobre aquellos que buscan la forma de beber en exceso en los días festivos:
«No bebáis vino hasta emborracharos, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llenaos del Espíritu Santo recitando entre vosotros salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones» (Efesios 5, 18-19).
Como evidencian sus escitos, el abbá Evagrio no se refiere a ese vaso de vino consumido con nuestros invitados o en el comedor con los demás, mismo que ni siquiera Benedicto vedaba a sus monjes, sino a aquellos que usan las festividades como pretexto para embriagarse. Es para ellos que dice:
«No digas: “¡Mañana es día festivo y beberé vino! o “¡Mañana es Pentecostés y comeré carne!”, porque para los monjes no existen las fiestas, ni ocasiones para saciar el vientre».
En este sentido, es importante recurrir a esta interpretación simbólica de las fiestas:
«La Pascua del Señor es el paso desde la maldad, y el Pentecostés es la resurrección del alma. Las fiestas del Señor son momentos para olvidar lo malo, porque quienes se acuerden de este se verán inundados por el llanto. El Pentecostés del Señor es la resurrección del amor, y aquel que odie a su hermano caerá con oprobio. Las fiestas religiosas son propicias para el conocimiento verdadero, y quienes prefieran el conocimiento falso terminarán de forma indigna».
(Traducido de: Ieroschimonahul Gabriel Bunge, Gastrimargia sau nebunia pântecelui – știința și învățătura Părinților pustiei despre mâncat și postit plecând de la scrierile avvei Evagrie Ponticul, traducere pr. Ioan Moga, Editura Deisis, Sibiu, 2014, pp. 41-42)