Las lágrimas que derramas al orar son una señal de la misericordia de Dios
Las lágrimas que derramas al orar son una señal de la misericordia de Dios y que tu oración fue recibida, comenzando a entrar, con tus lágrimas, en el valle de la pureza.
Las lágrimas que derramas al orar son una señal de la misericordia de Dios y que tu oración fue recibida, comenzando a entrar, con tus lágrimas, en el valle de la pureza. Porque tus ojos no podrán derramar lágrimas si no apartas antes los pensamientos fatuos. Tampoco lo conseguirán si tus pensamientos no expulsan toda preocupación mundada y si no brota de ellos desprecio hacia el mundo; si no empiezan a preparar el camino para el momento de tu partida de esta vida y si no encienden en tu alma los pensamientos sobre la otra Vida. Porque las lágrimas vienen cuando la mente se ha purificado: también cuando se ensimisma en pensamientos incesantes y encaminados hacia las cosas celestiales, y cuando nos recordamos de algo sutil que nos entristece el corazón. Así aparecen las lágrimas y así brotan de manera cada vez más abundante.
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, din Filocalia în texte alese, Editura Oastea Domnului, Sibiu 2009, p. 198)