Lo importante es decidirte y empezar a orar con fervor
Con la oración, tenemos que dejar que nuestro ser le diga espontáneamente a Dios qué es lo que le duele.
«Ora más, para que puedas estar en paz. Si no puedes orar mucho por la mañana, ora al mediodía, o en la tarde, o mejor de noche. Busca un momento de serenidad y empieza a orar. Ora hasta que empiece a llover, es decir, hasta que empiecen a brotar las lágrimas. Hay muchos que oran toda la noche, sin apenas sentir cansancio. La oración es algo muy dulce. Cuando muere alguien cercano a ti, no buscas un libro para aprender cómo llorar. Por el dolor que sientes, las palabras brotan espontáneamente del alma. Del mismo modo, con la oración, tenemos que dejar que nuestro ser le diga espontáneamente a Dios qué es lo que le duele».
(Traducido de: IPS Andrei Andreicuț, Mai putem trăi frumos? Pledoarie pentru o viață morală curată, Editura Renașterea, Cluj-Napoca, 2012, p. 43)