Lo más importante es educar a nuestros hijos en el Señor
No te angusties pensando en la vida terrenal de tu hijo: preocúpate por trabajar desde ya su vida eterna.
¿Hasta cuándo seguiremos pensando que somos sólo carne? ¿Hasta cuándo seguiremos arrastrándonos por el suelo? Apartémonos de todo y preocupémonos solamente por educar a nuestros hijos en la doctrina y corrección de nuestro Señor Jesucristo. Si desde pequeño el niño aprende a pensar en la virtud, habrá alcanzado ya la más grande de las riquezas y el más importante de los honores. No ganas nada enseñándole el arte y la filosofía antiguas, para que se más tarde se haga rico con esos conocimientos... Es mejor enseñarle el arte de despreciar el dinero.
Si quieres que tu hijo sea en verdad rico, enséñale a rechazar las riquezas. Rico no es quien necesita del dinero y verse rodeado de opulencia, sino aquel que no necesita nada. Esto es lo que debes enseñarle a tu hijo, esto es lo que debe aprender, porque esta es la verdadera riqueza. No te agobies pensando qué hacer para que tu hijo progrese en las cosas del mundo y se vuelva ambicioso. Mejor piensa cómo hacer para que aprenda a despreciar la honra de este mundo. Sólo así se estará haciendo un buen nombre y convirtiéndose en un hombre íntegro.
Esto que les digo lo puede hacer tanto el pobre como el rico. Esto no lo enseña ningún maestro ni arte; esto se aprende a partir de las palabras divinas. No te angusties pensando en la vida terrenal de tu hijo: preocúpate por trabajar desde ya su vida eterna.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinţii şi educarea copiilor, Ed. Agapis, 2010, pp. 28-29)