Lo que Dios espera de nosotros
La voluntad de Dios está resumida en dos frases del Evangelio, acaso muy breves: “Amarás al Señor Dios con todas tus fuerzas, con todo lo que hay en ti, y a tu prójimo como a ti mismo”.
¿Cómo podemos saber cuál es la voluntad de Dios, padre?
—La voluntad de Dios está resumida en dos frases del Evangelio, acaso muy breves: “Amarás al Señor Dios con todas tus fuerzas, con todo lo que hay en ti, y a tu prójimo como a ti mismo”. Y cuando un doctor de la Ley le preguntó al Señor “¿Quién es mi prójimo?”, porque creía que “prójimo” es solamente aquel que piensa igual que uno mismo, Él le respondió con una parábola, como diciéndole: “ni el sacerdote ni el levita son tu prójimo”. Ni el sacerdote judaico, ni el levita, sino un samaritano, es decir, un extraño. Esto fue lo que hizo nuestro Señor. Porque le demostró que el sacerdote y el levita pasaron al lado del hombre malherido. Justo en su homilía de hoy, el padre nos explicó que, simbólicamente, esto significa que el Antiguo Testamento no nos ayuda a la salvación, porque es solo una preparación para esta, para el Nuevo Testamento. Del mismo modo en que el sistema escolar está pensado para que cada año, cada grado te prepare para el siguiente. Primero aprendes el alfabeto, la gramática, y solo después puedes optar a aprender cosas más avanzadas de la ciencia.
(Traducido de: Părintele Adrian Făgețeanu, Viața mea. Mărturia mea, interviuri de Andrei Dârlău, volum coordonat de Ciprian Voicilă, Editura Areopag, București, 2011, p. 60)