Los ángeles permanecen sobre nosotros, cuando estamos en la iglesia
“Debes permanecer atento cuando te halles en la iglesia”, continuó él. “No hables con nadie y, cuando cantes, no trates de impresionar ni agradar a los demás con tu voz”.
“—Debes permanecer atento cuando te halles en la iglesia”, continuó él. “No hables con nadie y, cuando cantes, no trates de impresionar ni agradar a los demás con tu voz”.
“—¿Es un pecado grave hacer eso?”
“—Debes saber, hijo, que sobre nosotros, en la iglesia, se halla una multitud invisible de ángeles, cantando juntos. Cuando algún fiel comienza a bromear o a hablar con otros sobre cosas de este mundo, los ángeles dejan de cantar y se entristecen por el estado de aquella persona, diciendo: «¡Oh, en que error tan grande ha caído! ¡Qué insensatez la suya, hallándose en la iglesia; qué falta de temor de Dios y qué desvergüenza! ¡Dios le dio oídos para llenarlos con oraciones humildes y piadosas, pero él los llena tan sólo con risas y murmuraciones!».”
Estas palabras me estremecieron y, desde entonces, cada vez que entro en la iglesia, permanezco en silencio y con mucha más devoción. Sigo recordando lo que me dijera el Piadoso, y si alguna vez, olvidándolo, abro la boca para decir algo, hallándome en la iglesia, me llena el temor y me avergüenzo ante los ángeles del Señor.
(Traducido de: Preot Petroniu Tănase, Viaţa şi învăţăturile Sfântului Ierarh Nifon, Editura Episcopiei Romanului şi Huşilor, Roman, 1993, p.16)