Los dones de Cristo para toda la humanidad
Cristo es el único amigo de la humanidad que trae Sus dones tanto para los que están presentes como para los que están en otro lugar.
Nuestro amigo que vive cerca y que nos visita con frecuencia, cuando viene trae obsequios solamente para quienes están en casa. Por su parte, nuestro amigo que vive lejos —y que por tal razón no nos visita con asiduidad—, cuando viene trae obsequios no solamente para quienes viven en nuestro hogar, sino también para nuestros parientes que están en otro lugar. Todos los preceptores de los hombres y de los pueblos son como los amigos que viven cerca: traen obsequios solamente para los que están presentes.
Cristo es el único amigo de la humanidad, un amigo que en principio está lejos, que trae Sus dones tanto para los que están presentes como para los que están en otro lugar. Su sacrificio tiene lugar tanto para los vivos como para los muertos. También Su obra redentora es tanto para los vivos como para los difuntos. Y Su enseñanza es una revelación no solamente para los vivos, sino también para los difuntos. Es por eso que, como bien podemos inferir, Él reina tanto sobre los vivos como sobre los muertos.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București, 2009, p. 126)