Los efectos devastadores de los celos en el matrimonio
Un abordaje maduro del sentimiento de los celos puede contribuir decisivamente a proteger la relación entre esposos, gracias a la influencia positiva que puede ejercer sobre ellos.
Los celos pueden deteriorar mucho las relaciones humanas y, sobre todo, aquellas que tienen lugar entre seres cercanos, como en el matrimonio. Y este problema no podrá ser entendido ni abordado de la forma adecuada, si o es reconocido, desde el inicio, como algo normal, jugando un rol importante mientras se mantenga dentro de los límites normales. Todos hemos sido dotados de ciertos sentimientos de protección. El miedo es uno de ellos. Nos hace estar atentos, por ejemplo, cuando entramos en una carretera con tráfico intenso y vertiginoso. La intranquilidad es otro sentimiento que nos ayuda a prepararnos para lo que debemos hacer, para que lo hagamos correcta y responsablemente, y evitemos exponernos. Los celos son, asimismo, unos de esos sentimientos de protección que atraen nuestra atención a las relaciones de las cuales depende nuestra seguridad y bienestar psico-somáticos.
Sin embargo, algunas veces estos sentimientos de protección adquieren dimensiones incontrolables. El miedo justificado se convierte, así, en algo tormentoso, en una fobia terrible; la sana intranquilidad, que puede cultivar la responsabilidad, deviene en una angustia neurótica, que puede llevar a la persona a su destrucción. Es posible que el individuo que tiene un sentimiento deformado de protección, sufra de una dolorosa herida interior.
Cuando el individuo sufre de celos patológicos, las heridas que estos le provocan pueden provenir de la inseguridad generada por alguna relación del pasado, haciendo que todos esos sentimintos converjan en una falta de sentido personal. El individuo que carece del sentido del valor personal espera siempre el rechazo de los demás y encuentra normal que estos elijan a otro, en detrimento suyo. Sobre todo, en las relaciones de amor e incluso al llegar al matrimonio, tal sentimiento genera inseguridad en la persona en lo que respecta a su masculinidad o femineidad. Así, cuando el cónyuge que sufre de tales sentimientos se siente solo, la situación puede degenerarse.
Desafortunadamente, la actitud y las acciones del esposo que sufre de celos patológicos, provocan en el otro un comportamiento de rechazo, que le lleva a volverse aún más susceptible: disgusto, frialdad, desinterés... todo eso que, finalmente, “confirma” las sospechas iniciales. Aún más, la convivencia en semejante atmósfera se vuelve algo desagradable y difícil. Es duro de soportar convertirte en el centro de las sospechas del otro, sin motivo alguno. De igual forma, es difícil sentir afecto y cariño por alguien que permanentemente se mantiene lleno de envida y animadversión hacia ti, acusándote con injusticia una y otra vez. Te sientes herido, desesperanzado, frustrado, abandonado, incomprendido. Sientes la necesidad de un poco de afecto, simpatía y compasión, de algo que venga a tranquilizarte y fortalecerte.
En otras palabras, los celos espolean, en el matrimonio, la misma atmósfera que hace que aparezca la sospecha. Hay muchas situaciones en las cuales una esposa celosa, acusando incesantemente a su marido de adulterio, termina empujándolo a una aventura erótica extra-conyugal, aunque éste nunca antes lo haya intentado.
Un abordaje maduro del sentimiento de los celos puede contribuir decisivamente a proteger la relación entre esposos, gracias a la influencia positiva que puede ejercer sobre ellos. Cuando la raíz de los celos no puede ser ya arrancada, debe recurrirse al auxilio de un especialista en los temas de las psico-patologías conyugales.
(Traducido de: Părintele Filothei Faros, Părintele Stavros Kofinas, Căsnicia – dificultăți și soluții, Editura Sophia, pp. 222-223)