Los frutos de la Divina Liturgia
Solamente un árbol sano puede dar frutos sanos. Esta es una ley natural.
“Por sus frutos los conoceréis”” (Mateo 7, 16).
Por los dulces, vivificadores y dadores de felicidad frutos de la Divina Liturgia, de los Purísimos Sacramentos del Cuerpo y la Sangre del Señor, conoceremos que la Liturgia es Suya y que nos llena del Espiritu Divino, y que ese Espíritu Santísimo, que nos da vida, respira en todas las oraciones y en todas las disposiciones de los santos actos litúrgicos.
La Liturgia es como un árbol maravilloso, lleno de vida, con hojas vigorosas y ricos frutos. Y sus hojas también nos sanan, no solamente sus frutos. ¿Hay alguien que no haya obtenido un rico provecho espiritual, con paz y dulzura en el alma, aún participando una sola vez, con devoción, en la Divina Liturgia?
Solamente un árbol sano puede dar frutos sanos. Esta es una ley natural.
(Traducido de: Sfântul Ioan din Kronstadt, Viaţa mea în Hristos, Editura Sophia, Bucureşti, 2005, p. 181)