Los mártires del cristianismo
Ser inocente, hacer solamente el bien, y que te maten por tu amor a Cristo, eso es algo que existe únicamente en el cristianismo.
De los mártires no se puede hablar sino en el seno de la Iglesia Ortodoxa, porque solamente aquí los honramos y veneramos, sólo aquí cultivamos la amistad con ellos.
Cuando entras en cualquier iglesia ortodoxa, todos los santos pintados en las paredes se nos muestran cual si estuvieran vivos, porque son nuestros testigos y el ejemplo a seguir.
El martirio, o mejor dicho, la muerte como mártir, existió también en tiempos del Antiguo Testamento, como encontramos en tantos ejemplos de profetas y justos que fueron asesinados por su fe en el verdadero Dios.
En el Nuevo Testamento vemos cómo mataron a nuestro Señor Jesucristo, siendo inocente, convirtiéndose en un Modelo a imitar hasta el final de los tiempos. Igualmente, Sus discípulos, sin culpa alguna, como los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Santo Apóstol Andrés y el Santo Apóstol Santiego, a semejanza de muchos otros más, sufrieron una muerte de mártir, aceptándola con amor y regocijo.
Ser inocente, hacer solamente el bien, y que te maten por tu amor a Cristo, eso es algo que existe únicamente en el cristianismo.
Los discípulos de los Santos Apóstoles también fueron asesinados, porque hacían solamente el bien y creían en Cristo. Tenemos innumerables ejemplos, especialmente en las “Actas de los mártires”, que provienen de los primeros siglos del cristianismo, antes de que el mundo pagano y sus creencias dieran paso a la doctrina y religión cristianas.
(Traducido de: Protosinghelul Ioachim Pârvulescu, Cele trei mari mistere vizibile şi incontestabile din Biserica Ortodoxă, Editura Amacona, 1997, p. 148)